martes, 19 de junio de 2012

[Relato] Frank (3ª parte)


Había pasado ya un mes, desde el fatídico día del parto. Un mes desde que sus ilusiones se habían roto. Un mes desde que su hija había muerto.

Frank no era ya tan feliz.

Además, al dolor de su pérdida, se sumaba la preocupación por Lucy. Su mujer había quedado muy afectada por la pérdida de su hija, además de débil por el parto. Ya casi no iba a trabajar a la cervecería, y el dueño la había amenazado con despedirla. ¡Y necesitaban el dinero! Tenían que pagar los servicios del buen doctor, y sólo con su sueldo de minero no llegaba…

También estaba el tema de la pobre Candy. La niña había llevado mejor que ellos la pérdida de su hermanita (tal vez por no ser demasiado consciente de lo que había pasado), y era el único consuelo que tenía Frank. Pero Lucy no lo veía como él. Desde el parto, rehuía a la pobre niña. La miraba con cara de miedo, murmuraba algo acerca de caramelos en mal estado, hablaba de veneno… Frank, obviamente, no la creía. Estaba claro que todo era producto del dolor por la pérdida de su hija; en su estado, veía culpables donde no los había, intentando justificar de alguna manera su pérdida, en vez de aceptar que, sencillamente, la vida no era siempre justa.

Así que, dadas las circunstancias, Candy pasaba cada vez más tiempo con Frank. Se sentaba en su regazo, le daba tiernos besos en las mejillas que hacían ruborizarse al pobre Frank, jugaba con él y lo distraía de su dolor.

Y mientras su marido intentaba superar la pérdida jugando con su hija, Lucy guardaba reposo, consumiéndose poco a poco. Además, parecía como si el dolor estuviera acabando con su mente, también. Rehuía a la niña, no comía nada que no hubiera preparado ella misma, y su mirada cada vez más era la de un animal asustado.

Frank intentaba ayudar a su esposa, pero, sencillamente, no tenía tiempo para todo. Por culpa de su enfermedad, Lucy no trabajaba como antes, y Frank estaba haciendo turnos dobles para poder pagar las facturas. Cuando llegaba a casa, además, tenía que ocuparse de la niña, ya que Lucy no quería acercarse a ella, y cocinar algo para Lucy, y… y cada vez estaba más cansado, y preocupado, y asustado por Lucy. Veía como su esposa se iba consumiendo, y poco quedaba ya en ella que le recordara a la tímida joven de la que se había enamorado.

Afortunadamente para él, Candy estaba demostrando ser la hija perfecta. Ayudaba en todas las tareas del hogar, se ocupaba de cocinar (lo que podía) e intentaba alegrar a su cansado padre cuando llegaba por las noches. Últimamente, lo esperaba despierto, con su pequeño camisón que apenas le llegaba por las rodillas, para darle el beso de buenas noches. Además, de vez en cuando se lo daba en los labios, entre sonrisas tímidas, ya que como ella misma decía “como mamá no puede, yo te doy besos por las dos”. Era lo único bueno que tenía la vida ahora mismo para Frank. Esos pequeños momentos con su hija por la noche, antes de acostarse, era lo que le permitía levantarse al día siguiente.

Hasta que un día, Lucy apareció en mitad de uno de sus juegos nocturnos. Candy estaba sentada en las rodillas de su padre, con sus bracitos alrededor del cuello, dándole besitos, mientras Frank sonreía con expresión cansada. Al ver la escena, algo se rompió dentro de Lucy. Sus ojos se iluminaron con un fuego interior que hacía mucho que no sentía; la rabia, el odio, el miedo la llevaron a coger a la pobre Candy de brazos de su marido y lanzarla al suelo.

- ¡Tú! ¡Pequeño monstruo!- barbotó, fuera de sí –¿ No tuviste bastante matando a mi bebé, que ahora quieres quitarme también a mi marido? ¡Eso no lo consentiré! ¡Te mataré! ¡Te mataré! Por el recuerdo de mi pequeña, pequeño monstruo, ¡que juro que te mataré antes que permitir que sigas haciéndonos daño!

- ¡¡Lucy!! – exclamó Frank, sorprendido- ¿Qué haces? ¿Qué dices? ¡Es sólo la pequeña Candy! Ella no mató a nadie, nuestra hija nació muerta. ¡¡Es sólo una niña pequeña, por Dios!! ¿Qué mal crees que puede hacernos?

Lucy, totalmente fuera de sí, ignoró a su marido, mientras se dirigía hacia la niña pequeña que sollozaba en un rincón, muerta de miedo. Con un atizador en la mano, avanzó hacia Candy, mientras en sus ojos se podían leer claramente sus intenciones: matar, matar, MATAR.

La niña, al sentir esos ojos clavados en ella, no pudo evitar gritar de miedo, llamando a su padre.

- ¡¡Papi, papi!! ¡¡Mamá está loca, mamá quiere hacerme daño!! ¡¡Papaíto, no dejes que mamá me haga daño!! ¡No la dejes, por favor!

Ante la suplicante mirada de su hija, Frank despertó del estado de shock en que se encontraba, e intentó detener a Lucy.

- Lucy, cariño, ¡es nuestra hija! ¡No puedes hacerle daño! – le decía mientras forcejeaba con ella.

- ¡¡NO!!¡ Es un monstruo, una serpiente traicionera que metiste en nuestra vida! Por su culpa, perdimos a nuestro bebé. ¡Mírala a los ojos, Frank, mírala a los ojos! Observa la maldad que en ellos hay. Nada bueno nos ha pasado desde que la recogiste de la calle, todo han sido desgracias… Primero perdí a mi bebé, ¡nuestro hijo! Y ahora este monstruo quiere ocupar mi lugar en tu corazón, ¡¡lo sé!! ¡¡DEJAME MATARLA, FRANK, DEJAME!! – gritaba Lucy, histérica.

Frank miró a los ojos de Candy, como su esposa le había pedido, y sólo pudo ver en ellos a una pobre niña. Al mirar a su esposa, en cambio, no la reconoció. Pálida, ojerosa, siendo una sombra de lo que fue, con ojos de animal acorralado, enloquecidos… No reconocía a su esposa, le parecía estar viendo a un monstruo, a alguien que quería arrebatarle la felicidad que se merecía. ¿Es que él no había sufrido también por la pérdida de su bebé? ¡¡Claro que sí!! Pero había intentado seguir adelante, por Lucy, por Candy, y por su futuro juntos. ¿Y ahora ella quería quitárselo todo? No iba a consentirlo. Él se merecía ser feliz. Con Lucy y Candy, una pequeña familia feliz. Había luchado mucho para ser feliz, y si Lucy no quería darle esa felicidad, tal vez debería vivir sin ella.

Miró a Candy, quién pareció saber qué pasaba por la cabeza de su padre, ya que asintió levemente, intentando reprimir los sollozos. Luego miró a Lucy, que se debatía entre sus brazos, gritando, intentando llegar hasta la niña para acabar con ella a golpes.

Lentamente, Frank puso las manos en el cuello de Lucy, y empezó a apretar. Ésta estaba tan furiosa, tan rabiosa, que en un primer momento no se dio cuenta de lo que Frank intentaba hacerla. Cuando empezó a faltarle el aire, cuando empezó a jadear intentando captar aire, fue cuando miró a su marido, incrédula, sin creerse apenas que la estuviera traicionando de semejante manera. ¡¡Tomaba partido por el monstruito!! Lucy empezó a forcejear con Frank, intentando liberarse, intentando vivir para poder matar a la niña que le había arruinado la vida. Pero Frank era mucho más fuerte que ella, y además ella estaba débil por el parto y el tiempo pasado en la cama recuperándose. Poco a poco, fue perdiendo las pocas fuerzas que le quedaban, y dejó de resistirse. Después de todo, iría a reunirse con su pequeña…

Cuando Lucy se quedó quieta, Frank dejó de apretar, y se miró las manos, asustado. ¿Qué acababa de hacer? ¡¡Había matado a Lucy, su dulce Lucy, el amor de su vida!! ¡¡¿¿Qué había hecho??!!

Frank se dejó caer al suelo, llorando amargamente, sobre el cuerpo sin vida de su joven esposa. Candy se aproximó a él, para consolarlo. Lo abrazó torpemente, intentando abarcar con sus pequeños bracitos a su padre, intentando calmar el dolor por la pérdida.

- Tranquilo, papaíto. Mamá estaba enferma, y ahora ya ha dejado de sufrir. Yo cuidaré de ti, papaíto. Yo seré tu familia. No necesitarás a nadie más nunca. Nunca.

lunes, 11 de junio de 2012

El Primavera Sound y yo: un amor imposible.

Hace unos diez días o así que terminó este festival. Doscientos grupos, o así. Tres días de conciertos, de 4 a 4. Un éxito.

Pero no, yo no fui. Por varios motivos, no siendo el menor de ellos que no me motiva ir a conciertos… Pero tengo una compañera de trabajo que sí que fue, y que me iba transmitiendo sus ganas, sus nervios, su emoción antes y después de que empezara el festival.

Así que esto puede considerarse una crónica de alguien que no estuvo en el festival… :_D



Y es que por lo que me han contado, aunque la idea en sí del festival me parece genial, toda una serie de factores hacen que lo del PSF y yo sea un amor imposible. Algo mucho peor que lo de los italianos esos, los Capuletto y los Montagne… pero mucho peor :P

Empecemos por lo que me parece bien del festival.

- Es en Barcelona ciudad. En el fórum. Bien conectado (más o menos) con el resto de la ciudad, con lo que ello conlleva.

- Tienes 200 grupos que escuchar. Puedes ir sin conocer a ninguno y dedicarte, sencillamente, a investigar. Diez minutos con uno, vas al siguiente escenario, pruebas, cambias, vuelves…

- El precio (cómo mínimo el que pagó mi compañera, comprando el abono un año antes, eso sí) me parece muy razonable. ¿120€ por 3 días de conciertos? Sólo con que te gusten cuatro grupos en días diferentes ya te sale a cuenta, teniendo en cuenta los precios que suelo ver de conciertos. Y entre 200… alguno más te gustará.

Como podéis leer, como idea me parece genial. Tienes tres días para investigar, para probar, para degustar… Todo por un precio muy razonable, en un marco muy bonito (dicen) y sin necesidad de estar aislado de nada.

Pero vamos ahora a por los motivos que convierten lo mío con el PSF en algo imposible… Porque aunque me puedan parecer geniales sus motivos, hay mucho de sus formas que no me gustan, que no me convienen.

- Doscientos grupos. ¿Cuántas veces he repetido eso en esta entrada? Doscientos grupos. Y conocía a ¡¡DOS!! de ellos. Uno de oídas. Wilco y The Cure. The Cure me gustan, y del otro grupo sólo sé que son un clásico…

- Doscientos grupos. Y después de investigar ligeramente la lista de grupos, seleccionando al azar unos diez o así, soy incapaz de diferenciarlos. En serio. Cogimos la lista de grupos, y empezamos a buscar en youtube a algunos de ellos, cuyos nombres me hacían gracia (o que mi compañera había escuchado y le habían gustado). Todos, TODOS, me sonaban igual. Mismo tipo de música, mismas voces, mismo ritmo… Fui incapaz de encontrar nada diferenciador entre los grupos. El único que me aportó algo, era un grupo ¿americano? llamado Yo la tengo. Tocaban rock, así que supongo que por eso me parecieron diferentes…

Estos son:

Ah, bueno, me olvidaba de toda la sección de Death Metal que fue a tocar al PSF… Ellos también son diferentes, pero ni me los miré porque ya sé que no me gusta el Death Metal. Me gusta poder escuchar la canción, además de los gritos del cantante… :P

Creo que eso es todo… ^^U

Vamos a resumir: me ha gustado mucho el concepto del PSF. No sé si el resto de festivales son así, pero la idea de tener en un espacio “reducido” tantos grupos distintos me ha molado. Te permite investigar, conocer cosas nuevas, probar en directo como suenan… y a un precio muy razonable.

Lo que no me ha gustado nada ha sido la “lista de invitados”. Supongo que ese estilo (sea el que sea) es el que pide el público asistente al PSF, pero no es la música que a mí me motiva. Y menos para ir de concierto. Y que la mayoría de grupos fueran totalmente intercambiables, sin nada que los hiciera destacar del resto, no ayuda. Soy el primero en reconocer que, posiblemente, mi negatividad en este punto venga dada porque no es música que me llame. No creo que me quejara igual si los grupos asistentes al festival fueran todos metaleros… O tal vez sí :P

Así que ya lo sabes, Primavera Sound Festival: lo nuestro es imposible. No insistas. No me llames. Mientras sigas siendo un festival “moderno”, no caeré rendido ante tus encantos. Así que, por favor, olvídame. Sigue adelante. Pasa página… igual que yo he hecho.

miércoles, 6 de junio de 2012

Objetivo 100%

Del pintado. De mis ejércitos. De figuritas.

Sólo con esto ya sabéis si queréis leer el resto de la entrada o no… :P

Para los que sigáis, mantendré la estructura básica de este blog: introducción, desarrollo, conclusión. Que se parece mucho, ahora que caigo, a la estructura del típico artículo científico (Introducción, Material y Métodos, Resultados, Conclusión). Pero esto es otra historia… (ya que también se parece a la típica estructura que se supone que ha de tener una historia cualquiera: planteamiento, nudo y desenlace). ¿Serán todo variantes de lo mismo?

En fin, da igual. Yo he venido aquí a hablar de mi libro, que diría Paco Umbral.

Llevo una temporada bastante activa de pintura. Ayuda el hecho de poder jugar desde hace tiempo con todo pintado, y que prácticamente no saque una mini de casa sin haberla pintado antes… así que si quiero probar las novedades, toca pintarlas primero.

Además, y supongo que por el hecho de tener muchas minis de Warmachine (Khador) y Hordas (Círculo) (300 puntos entre los dos ejércitos, creo… cuando se juega con 35/50 por bando), hay poca cosa que me motive para comprar de estos dos ejércitos. Malifaux es otra historia, pero una banda realmente grande pueden llegar a ser apenas 20 figuras, así que… :P

El caso es que entre que pinto bastante, y que compro poco, cada vez me quedan menos minis por pintar (de estos ejércitos y juegos). Y llevo ya un tiempo planteándome el llegar a la mágica cifra del… ¡¡100% de pintado!! Sé que en el momento en que llegue, casi al día siguiente iré a comprarme una mini, pero bueno… :P

De Khador, si mis registros no me fallan (porque sí, llevo registros de lo que me queda por pintar; no sabéis el gustazo que da el ir tachando cosas de esa lista…) 33 figuras. Bastantes, para ser un juego de escaramuzas. Tantas que estoy convencido de que puedo sacar un ejército solo con ellas… eso si las tuviera montadas xD

De Orboros, 24 minis. Toda la lista (prácticamente) de Lobos de Orboros, para hacerla temática con Grayle…

De Malifaux, depende de la facción. Tengo todo lo de Arcanistas pintado. Me quedan 6 minis de Nonatos por pintar. Seis minis del Gremio. Y toda la banda del pobre Dr McMourning, y todos los gremlims (y son unos cuantos). Pero eso hace, en total, 34. Las mismas que me quedan de Khador, y aquí estoy contando las minis de 4 facciones…

El caso es que, para mí, ahora mismo las minis que me quedan son pocas. Con lo que veo factible el llegar a ese ideal, a ese 100% de miniaturas pintadas de un ejército. Sólo una vez lo había conseguido antes, cuando me pinté la banda de los Ortega (5 minis), y no tenía nada más del Gremio… No tiene mucho mérito, pero estamos hablando de porcentajes, ¿no?

Así que ando yo, medio picado conmigo mismo, a ver si voy pintando y pintando, dejando la estantería cada vez más colorida… Yo creo que, de aquí a final de año, puedo tenerme pintado TODO Khador y TODO lo de Malifaux. Ayuda, como he dicho antes, el hecho de ser con lo que juego, y que si no están pintadas no salen de casa…

Tampoco pasará nada si no lo tengo pintado (está por ahí en medio el Firestorm Armada, con sus navecitas… y el SuperDungeon Explorer, que vamos a estrenar pintado creo yo :P), pero me gustaría llegar a Navidades con eso pintado, o muy cercano del 100%. Mínimo, mínimo, me voy a pedir:

De Khador:

- Tener toda la parte Doom del ejército pintada. La caballería, Fenris y los complementos de Zerkova: un Vanguard y los Kayazi de plástico. La parte MoW que me queda no es tan urgente…

De Malifaux:

- Haber acabado el Gremio (sobre todo LadyJ, que la necesito para las demos).

- Haber acabado a los Nonatos (y aún sabiendo que me voy a pillar a los Stitched y Coppelius para la banda de Zoraida… y posiblemente las efigies).

- Tener al buen doctor listo para jugar.

Los gremlims los perdono, que ya hay muchos jugadores por la zona y son muchos por pintar… :P

Lo que me preocupa es que me obsesione por acabar, por llegar al 100%, y mis últimas minis estén pintadas de cualquier manera, sencillamente por poder decir “¡¡He llegado!!”. Lo bueno es que pinto mejor que antes, y más rápido, con lo que para llegar a “mi nivel” tardo menos pintando… Lo malo es que no quiero conformarme con eso en según que minis, y me da miedo que las pinte “normales” para poderlas tener pintadas sin intentar mejorar o hacerle cosas diferentes…

En fin, y para finalizar. Queda medio año, y espero pintarme unas 50 minis de mis ejércitos (más extras, como las naves del FSA y el SDE) de aquí a final de año. Si además consigo llegar al 100% de pintado, mejor que mejor. Ya os iré contando… :D

lunes, 4 de junio de 2012

Coleccionismo de juguetes. Problemas inherentes al sistema.

Thunder, thunder, thundercats! OOOH!
Hoy quiero comentaros algo que se ha hablado bastante en el foro de Transformers Hispanos, pero que hoy quiero hacer extensivo a la mayoría de “cosas” que colecciono…

Este fin de semana me pillé (me regalaron, en realidad) casi toda la primera hornada de los nuevos Thundercats. Sólo me faltan la gemela y a Lion-O… y el tanque :D El caso es que, por un precio muy razonable (12€ cada personaje) tengo a todos los protagonistas, más un par de malos. Pero… ¿Y ahora, qué? Los tengo, pero no tengo sitio para exponerlos. Así que se van a quedar sin abrir un tiempo, seguro (como mínimo, hasta el 24 de Junio, cuando me los regale oficialmente Vane xD). Pero claro, ahora mismo ya no tengo el ansia que tenía hace dos días por tenerlos. Ahora que puedo abrirlos, tocarlos, etc., me da un poco igual. Ojo, que no es que ya no les haga caso. Pero ya los tengo. Para sacar tiempo y jugar con ellos… pues necesito tiempo. Que no es algo que me suela sobrar…

Y como con estos, me ha pasado muchas veces con los Transformers. Comprar por internet, llegarte 4, 5 o más del tirón, y dejarlos guardados hasta tener tiempo de jugar con ellos… Comprarlos al momento de salir, a veces, y abrirlos un mes después de que te lleguen. Y yo soy de los que abren los juguetes, que hay mucha gente que no los saca de sus cajas nunca… Que una cosa es abrirlos con cuidado y usar su caja para volverlos a guardar, y otra es no abrirlos nunca.

Pero la cosa no termina aquí, no. Bustos, estatuas, etc. que compras y se quedan en su caja. Muñecas que no verán nunca la luz del sol, o que jamás serán peinadas por su dueña. Libros que no se leen, miniaturas que no se montan siquiera, videojuegos con los que no juegas…

El mundo del coleccionismo adulto (por no llamarnos frikis directamente :P) se basa en comprar multitud de chorradas de nuestro producto favorito. Llaveros, camisetas, pins, figuras, libros, etc. Pero lo que no entiendo es comprar algo destinado a ser usado (un juguete) y dejarlo en su caja. Por eso intento abrir mis cosas al poco de comprarlas, para darles el uso para el que fueron diseñadas (o algo aproximado).

Pero no quería hoy hablar de eso. Quería hablar de la raíz del problema. Creo. Porque somos coleccionistas, y creo que nuestras ansias se calman, sencillamente, por tener el producto. Sin necesidad de interactuar con él. “Soy un fanático de Star Wars, y me voy a pillar la edición en bluray en cuanto salga”. Pues muy bien. Pero, ¿la verás? “Necesito tener la edición japonesa de ese transformer, y pagaré lo que haga falta”. ¿Para dejarla en su caja?

Es algo que no acabo de entender (y eso que, como ya he dicho, yo también lo hago en parte). Que me dices que coleccionas sellos, o chapas de cava… O botellas de cerveza… Entiendo que la interacción acabe en el momento de la compra. Es un sello. Puedes mirarlo de tanto en tanto, admirar su dibujo, su rareza, su… pero poco más. No vas a chuparlo y ponerlo en una carta.
Sellos, sellos everywhere

¿Pero en un juguete? Parte de su valor, para mí, no es lo que representan, si no lo que son. Me explico. Tenemos a… no sé, Optimus Prime, por decir a alguien que todo el mundo conozca. Uno de la peli, por poner un ejemplo actual. Y el modelo grande, lo que se llama como “clase Leader”. Según dicen, son diseños preciosos, con unas posibilidades de juego increíbles, con una transformación compleja y entretenida… ¿Y lo vas a dejar en una caja? ¡¡NO es una estatua!! No es una representación tridimensional de un concepto (en este caso, Optimus Prime). Es un juguete. Algo hecho para ser tocado, retorcido, disfrutado. Para tenerlo (en nuestro caso) en una estantería, e ir cambiándole de tanto en tanto la pose. Para jugar con él (al nivel de tíos de 30 y pocos, o 20 y muchos… :P).

Por eso… ¿en qué consiste coleccionar? ¿En acumular objetos? Yo intento coleccionar solo cosas que me permitan disfrutar de manera periódica con ellas. Libros, tebeos, juguetes. Intento tocar todo lo que compro, leerme todo lo que pillo, y no limitarme a decir “mi colección por fin está completa, tengo el último disco de Queen!!”. Por eso intento ver las series que me compro en DVD. Están hechas para ser vistas.

Pero muchas veces me pasa lo que os comentaba: sencillamente, por tenerlo ya estoy contento. Y creo que no debería ser así (no en el ámbito que yo colecciono). No puede ser que me llegue algo por internet, que me he tirado esperando como un loco durante dos semanas, y luego lo guarde en un armario durante dos meses sin volverlo a mirar.

Yo reconozco que lo hago a veces, e intento evitarlo. ¿Y vosotros? ¿Coleccionáis algo? ¿Me entendéis? ¿Soy un pobre bicho raro?